Joel ha pasado la noche encerrado en la cabaña del bosque para asegurarse de que no causaba ningún daño una vez transformado en hombre lobo. Por eso, no comprende cómo es posible que uno de sus compañeros de instituto haya aparecido sin vida en el bosque, presa, al parecer, de un ataque de lobos. Pronto se despejará esa incógnita, ya que hay ADN humano debajo de las uñas de la víctima. En unas horas se sabrá quién o qué acabó con su vida.
Sara sospecha que el asesino ha vuelto a actuar, como cada luna llena, y que es la misma persona que acabó con su marido. Además del ADN, han conseguido algunas pruebas más en la cabaña que les servirán para desenmascarar al culpable de una vez por todas.
Raúl se arrepiente de haberse dejado llevar por la pasión con Carola. Está confundido respecto a lo que siente hacía Sara y cree que no es justo jugar con su mujer hasta que tenga las cosas claras.
Nacho está muy impresionado con todo lo sucedido y no puede parar de pensar que Vera tiene la misma edad que la víctima y que no está segura deambulando sola por Calenda. Incapaz de confesar su preocupación, empieza a preguntarle por todo lo que hace y a pedirle que salga menos, algo que ella tomará como un ataque de celos. A Pablo, testigo involuntario de sus conversaciones, no le gusta ni un pelo la actitud que el guardia civil tiene con su hermana.
Tomás empeora por momentos, pero ahora el alcalde no quiere cumplir su parte del trato con Olivia y pagar el tratamiento. Dice que ella no ha hecho lo suficiente y que debe hacer una cosa más, robar unos papeles para él. Cuando Olivia investiga la información que le ha pedido ata cabos: acaba de descubrir que intentaba ocultar con tanto ahínco el alcalde.