Al apuntarse a la autoescuela, el sabelotodo de Pablo descubre que todavía tiene mucho que aprender. De conducir y de la vida en general. Nada más iniciar las clases, coincide con Yolanda, alumna suya en la universidad, con la que Pablo establece una curiosa relación: profesor y estudiante en la facultad, compañeros de pupitre en la autoescuela.