Año 31 a. de C. Manio Sempronio, un acomodado patricio, mata sin querer a un senador y es condenado a muerte. Incapaz de acabar con su propia vida, pide que le conmuten la pena por cualquier cosa, lo que sea. Así es enviado como legionario a Tracia, la tierra donde su padre, El Magnífico, forjó su leyenda como militar. A la carga de recuperar el honor familiar, hay que sumarle que le acompaña su esclavo Agorastocles: un amigo, un hermano... Otra carga. Éste tiene ambiciones propias que, como todo esclavo, sólo puede vivir a través de su amo. En Tracia reina la calma desde hace décadas. El campamento es gobernado por el General de la Legión, un anciano al cuidado de su hija Valeria, mujer acostumbrada a los tejemanejes de Roma que lleva a su padre por donde quiere. La llegada de Manio, desesperado por ser un héroe, pondrá patas arriba, en un tiempo record, tanto la estabilidad militar de la zona como la vida cotidiana de todos los allí destinados.