Jimena y Mario regresan decepcionados de su cita con el contacto de Silvestre, que no ha aparecido. En casa, los niños duermen plácidamente y Don Andrés logra huir sin ser visto, pero dejando una huella que nadie da importancia,excepto Jimena, convencida de que Nuria y Don Andrés ocultan algo.
Las desconfianzas de Jimena aumentan a medida que pasan los minutos y a medida que encuentra más y más pruebas que verifican su teoría. Pero Mario no tiene tiempo para conjeturas. Su hijo Carlitos enferma repentinamente y no puede llevarle al médico.