Teresa Suárez, apodada “Gaviota”, y su madre son dos recolectoras de cafe que durante todo el año viajan a diferentes zonas cafeteras de Colombia buscando trabajo donde hay cosecha. Cada octubre, cuando el eje cafetero inicia su apogeo, ellas se desplazan a la hacienda Casablanca, donde tienen empleo asegurado por su propietario, Octavio Vallejo. Al iniciar una de las cosechas, Vallejo muere y toda su familia, que se encuentra dispersa por el mundo, regresa a Casablanca para el funeral. Al regresar a la hacienda, luego de muchos años de ausencia, su nieto Sebastián Vallejo conoce a Gaviota y con ella vence el miedo que le tiene a las mujeres.
Luego de un par de encuentros se enamoran perdidamente, siendo para cada uno de ellos la primera experiencia concreta de amor. Ambos se aman a escondidas de la aristocrática familia, pero él debe regresar a Londres a terminar sus estudios. Los dos pactan encontrarse a la vuelta de un año, en la misma fecha, para casarse. Poco tiempo después de la partida de Sebastián, Gaviota descubre que está embarazada. Al no contar con los medios para comunicarse con él y sin tener nadie más a quién recurrir, decide viajar ella misma a Europa para buscarlo, siendo engañada por una red de tráfico de personas, que se aprovechan de su ingenuidad esperando en realidad explotarla como prostituta en París.
Sebastián regresa al cabo de un año para cumplir su compromiso y en el pueblo averigua que Gaviota se fue a Europa como prostituta. Desanimado, y siendo influenciado por su codicioso primo Iván Vallejo, contrae matrimonio con su amiga Lucía Sandoval quien acepta compartir su vida con Sebastián, sin sexo, a cambio de estar a su lado. Gaviota, que en el exterior se hace llamar Carolina Olivares, finalmente regresa a Colombia y llega a Casablanca el mismo día del matrimonio entre Sebastián y Lucía. Decepcionada al descubrir lo ocurrido, Gaviota decide buscar a su madre y huir para siempre de Casablanca para buscar un