En señal de amistad, Zulema le “presta” su criada a Macarena durante una semana. Ferreiro alucina y en principio la rechaza pero la joven le suplica que acepte “el regalo” para evitar que Zulema la muela a palos.
Al final, parece que Saray ha aceptado casarse para evitar que a su familia la echen del poblado. El que debería ser el día más feliz de su vida tiene visos de convertirse en una auténtica pesadilla y no solo porque sea lesbiana y no esté enamorada de su futuro marido. Saray no es virgen y teme que cuando vengan a hacerle la prueba del pañuelo todo se vaya al traste.
La directora está convencida de que a Tere le han estado vendiendo heroína y que la responsable es Anabel, aunque no lo pueden probar porque siempre se sirve de otras presas para recibir la mercancía. A partir de ahora la alerta es máxima, nada entrará en Cruz del Sur sin que los funcionarios se enteren.
Macarena recibe la visita de sus padres y les confiesa que van a ser abuelos. Aunque ella intenta aparentar normalidad, a Leopoldo y Encarna no les encaja nada de lo que les está contando su hija, Y por si la situación no fuera lo suficientemente complicada y difícil de entender para sus padres, Rizos se planta en su mesa, y con su particular verborrea comienza a contarles toda su historia con Macarena.
Pese a que Macarena intentó recular, Anabel ya le ha conseguido la píldora abortiva y exige que le pague de inmediato, parece que a la dulce proxeneta se le ha agotado la paciencia con su compañera de celda y volverá a utilizar a Macarena de correo para sus trapicheos. No es el mejor momento para jugársela teniendo en cuenta que los funcionarios están alerta para saber quién y cómo introduce la droga en el penal.