La llegada de Silvestre a la casa de la familia Castillo no ha sido una grata sorpresa para todos. Lucía intuyó desde el principio que algo iba mal y advierte a su nueva familia que el hombre que se hace llamar Silvestre y dice ser su padre, no lo es en realidad. La identidad del nuevo inquilino se descubre y moviliza a todos los miembros de la casa.