Por primera vez, Carlo Verdone se interpreta a sí mismo en una serie de televisión que cuenta su vida privada y la difícil relación con una madre cariñosa, celosa y opresiva: Roma. Si la imagen pública de Carlo es la de un hombre generoso, disponible y siempre dispuesto a hacerse un selfi con un admirador, la privada es, en cambio, paradójica y tragicómica.