Divorcio en Hollywood

Esta miniserie de la NBC está adaptada de la obra de Gigi Levangie Grazer, la ex mujer del productor hollywoodiense Brian Grazer. Ningún otro novelista ha capturado con tanta precisión el mundo subliminalmente ridículo de Hollywood y sus habitantes que acaban siendo más parecidos a una caricatura que a personajes reales. Grazer (Rescue Me, Maneater) también tiene un talento misterioso para crear muy buenos personajes femeninos, con todas sus contradicciones pero sin perder esa pizca de heroínas.
La protagonista de esta miniserie del canal americano por cable USA Network es Molly Kagan (Debra Messing), una mujer de Hollywood que bien puede decir que lo tiene todo en la vida. Poder suficiente para pertenecer a los clubs más selectos, conseguir las mejores reservas en cualquier restaurante, una estupenda hija, una casa maravillosa en el concurrido Brentwood y un marido que dirige un estudio de cine en Hollywood.
Pero un buen día toda esa vida perfecta se viene abajo cuando recibe una llamada, que si bien podría ser para felicitarla por sus diez años de matrimonio ya que proviene de su marido Kenny (Peter Jacobsen), no es más que para comunicarle que quiere el divorcio. Molly se dá cuenta rápidamente de que dejar de ser la esposa y convertirse en la primera mujer variará su estatus público totalmente y su mundo social se vendrá abajo cuando las malas lenguas dispersen la noticia además de que sin si acuerdo pre-nupcial, que finaliza justo en eso momento al cumplirse una década de su boda, está totalmente desprotegida.
Antes de que pueda pensar lo que hacer con su vida su vida cambia completamente cuando los que hasta ahora eran sus amigos y sus conocidos le dan la espalda. Pero aún habrá de lidiar con enfrentarse al hecho de que su hasta entonces mejor amiga Cricket Stewart (Miranda Otto) no es tan amiga como creía y que su ex marido ahora está encaprichado de una jovencísima estrella del pop.
Tras pasar por este drama para ella aparece Joan (Judy Davis), una de sus amigas, que la rescata invitándola a su casa de Malibú donde puede estar de nuevo entre lo más granado de Hollywood. Este paso le servirá a Molly para darse cuenta que, con el apollo de alguna vieja amistad y otras nuevas, ha de salir adelante, construirse una vida nueva y enseñarle al mundo de que pasta está hecha Molly Kagan, una mujer que es algo más que “esposa de”.