Le invitamos a Nueva York, al corazón de las amas de casa más ostentosas de la Costa Este, donde todo rezuma lujo, tranquilidad y placer... ¡O eso parece! Porque en la metrópoli que nunca descansa, las controversias son frecuentes, los conflictos son constantes y las amistades se hacen y se rompen a un ritmo vertiginoso. A pesar de pertenecer a la élite neoyorquina, las Real Housewives también experimentan su cuota de felicidad y tristeza. ¿Son, después de todo, mujeres casi corrientes?