Situada 300 años en el futuro, esta comedia dramática de ciencia ficción sigue las aventuras de los miembros pertenecientes a Orville, un buque explorador de la flota interestelar de la Tierra. Aunque parezca una gran nave, en realidad es de las peores de la flota. Y su tripulación no puede ser más acorde con esta nave. Ed Mercer es el encargado de dirigir una de las tripulaciones, lo que supone un salto en su carrera, pero todo se trunca cuando descubre que su ex mujer forma parte de la tripulación. Dentro de esta nave encontramos a una de las doctoras más importantes de la galaxia. En ella, humanos y extraterrestres se enfrentarán todo tipo de desafíos cósmicos tanto dentro como fuera de la Orville y tendrán que lidiar con todo tipo de amenazas intergalácticas.
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A pesar de tener ya tres temporadas, a The Orville le ha costado encontrar su tono. Si bien la primera temporada se centró en explotar la dinámica entre los personajes, la segunda y la tercera se entregan plenamente a la parodia para conseguir un humor de mejor calidad. Por supuesto, no deja de ser un producto de Seth MacFarlane, es decir, poco sutil, pero su fórmula funciona. Exploramos la galaxia a bordo del USS Orville, de la mano del capitán Ed Mercer (el propio MacFarlane) y de Kelly Gracer (Adrianne Palicki). Un dúo de esos que tanto nos gusta que encarna a la perfección la dualidad entre estupidez y genialidad.
Aunque este homenaje a Star Trek parezca una parodia, comparte con la serie de culto de ciencia ficción la reflexión sobre la tolerancia hacia la vida extraterrestre. The Orville es una comedia firmemente arraigada en la cultura estadounidense, y te guste o no Seth MacFarlane, se ha de admitir que su creatividad no tiene límites. El hombre detrás de American Dad ha creado un universo repleto de referencias de ciencia ficción que no deja de enriquecerse.