Levante, 1992, final del verano en un pueblo de la costa. Sandra, Eva y Malena, de 15 años, desaparecen en una discoteca sin dejar rastro. La policía no parece estar buscando en la dirección correcta, por eso Javi, hermano pequeño de Sandra, comienza una investigación junto a Quino y Álvaro, sus mejores amigos, y Zeta, el matón de la clase. Juntos descubren que quienes tienen a su hermana no son de este mundo. En paralelo a Costa, una tenaz agente de la Guardia Civil, la pandilla tendrá que destapar los planes de estos seres sobrenaturales si quieren encontrar a las chicas antes de que sea tarde.
Tras el estreno de la segunda temporada de Paraíso, la apuesta estival teen de Movistar+, llega Cómo mandarlo todo a la mierda, la serie creada por Jaime Olías y Pablo Sanhermelando para HBO Max. Compuesta por seis episodios de unos 20 minutos, la serie tiene una propuesta muy diferente a la de la plataforma de streaming española, y plantea un road trip improvisado (y secreto) organizado un grupo de adolescentes con ganas de mandarlo todo… a pastar.
La protagonista es Alba (Naira Lleó), una joven callada que pasa desapercibida en su instituto nuevo. Cuando los profesores anuncian que ese año no habrá viaje de fin de curso, a Alba se le cae el mundo encima. Enseguida entendemos que su carácter introvertido y su disgusto no son casualidad: para ella, ese viaje era la manera de distanciarse de su complicada situación familiar y de acercarse un poco más a la tan ansiada mayoría de edad.
Hasta que descubre que algunos de sus compañeros (Óscar Ortuño, Sergi Méndez, Nadia Al Saaidi, Gabriel Guevara y Malva Vela) se han compinchado para ocultar la verdad a sus padres y hacer su propio viaje de fin de curso en furgoneta. Solo hay tres reglas: no publicar en las redes sociales, estar siempre en movimiento y tener claro que no hay vuelta atrás.