La abolición del patriarcado se acerca. En plena crisis de la masculinidad, cuatro amigos cuarentones están perdiendo su trono, privilegios e identidad. Años atrás habrían sido machos alfa al mando de sus relaciones, su trabajo y su vida. Pero les ha tocado vivir en la era de la igualdad, una sociedad con nuevas reglas que los golpea exponiendo su patetismo.
El pasado 9 de febrero llegó a Netflix la segunda temporada de Machos alfa, una de las nuevas apuestas de la plataforma por el mercado español. Tras recibir una cálida acogida en 2022, cuando la primera temporada aguantó varias semanas en el Top 10 nacional (e incluso hizo una breve aparición en el internacional), la producción de los hermanos Caballero, la pareja tras Aquí no hay quien viva, llega con una segunda que tampoco decepciona. Y es que su premisa es de lo más actual y tiene el potencial de apelar a un buen cacho del público.
Si no recordáis dónde nos quedamos, os refrescamos la memoria: en la primera temporada, conocimos a Pedro (Fernando Gil), Luis (Fele Martínez), Raúl (Raúl Tejón) y Santi (Gorka Otxoa), un grupo de amigos que no solo están lidiando con la crisis de los cuarenta, sino con la de formar parte de un mundo que han dejado de reconocer. Tras la última ola de empoderamiento femenino, han dejado de ser los reyes del mambo y sus parejas (y el mundo, en general) les exigen que se deconstruyan. Una situación que los llevará, a trancas y a barrancas, a examinar su masculinidad y a hacerse un nuevo hueco en la sociedad.
Sin sorpresa para nadie, los cursos de nuevas masculinidades, aunque bienintencionados, dejan a nuestros cuatro amigos más desubicados que nunca. Aun así, su entorno no les da tregua, ¿conseguirán adaptarse a estos nuevos tiempos o les saldrá la “patriarcalidad” que llevan dentro?