El cocinero viaja a la ciudad de Huntington, designada hace poco como “la ciudad menos saludable de Norteamérica” y certifica (obviamente, acudiendo a los sitios más extremos) que todo lo que hay allí es un horror. En el colegio, los niños comen pizza para desayunar, beben leche de colorines que parece cualquier otra cosa menos leche, se zampan nuggets de pollo en casi todas las comidas y se hartan de patatas fritas. Y lógicamente, en su mayor parte, adolecen de problemas derivados de semejante alimentación: sobrepeso, diabetes e incluso obesidad.