Carlos Valdivia (Iván Alvarez de Araya) es un importante ingeniero, que trabaja como ejecutivo de una firma de inversiones financieras en Sanhattan. Su ambición y soberbia lo llevan a hacer una riesgoza jugada bursátil que termina en una gran pérdida para la empresa en que trabaja. Rafael (Bastián Bodenhöfer) el dueño de la empresa y quien ha sido casi un padre para él, se siente traicionado y lo despide. A pesar de que no actuó solo, Carlos es el único que termina pagando con 3 meses en la cárcel la osadía. Rosario (Ignacia Allamand), hija del dueño y amante secreta de Carlos, le entregó las claves del software para hacer la operación.
Tras salir de prisión y en la ruina económica, Carlos regresa a la comuna de San Miguel donde vive con su padre (Sergio Hernández), un profesor viudo del colegio Principe Carlos, y su hermano Pancho (Roberto Farías), también profesor del colegio, son su familia. Son ellos quienes lo impulsan a rehacer su vida y tomar como desafío ser el reemplazante del profesor de matemáticas.
Ahí conocerá a Ana (Blanca Lewin), la bella profesora de artes plásticas y a un grupo de jóvenes, sus alumnos, a los cuales aprenderá a conocer y querer. Como era de esperar por su poca experiencia y lo difícil de trabajar con jóvenes en riesgo social, el primer día de clases de Carlos, a quién los alumnos apodan rápidamente Charlie, es un desastre.
Poco a poco conoce los problemas, los sueños y las ilusiones de este grupo de jóvenes de Enseñanza Media y decide hacer todo lo posible por darles una mejor educación. En este camino, Carlos Valdivia se comprometerá con ello como no lo había hecho antes con otras personas y rearmará su vida con otros valores.