Cuando Refugio y sus tres hijos, Patricio, Edmundo e Ignacio son echados de su hogar, por azares del destino llegan a la ciudad de México, donde inician una nueva vida.
Dieciocho años después, ya se han establecido en un pequeño departamento en zona popular. Ella tiene un trabajo modesto, y aunque padece graves problemas de la vista, no cuida su salud por atender las necesidades de sus hijos. Patricio estudia Leyes y sueña con un futuro cómodo y próspero; Edmundo estudia Medicina y es un alumno brillante aunque indisciplinado, e Ignacio sólo pudo terminar la secundaria porque trabaja en un taller mecánico, pues ayuda a su mamá a pagar los gastos de la casa y los estudios de sus hermanos.
Patricio se ha hecho novio de Lucero, hija de Julieta, quien los hospedó cuando llegaron a la ciudad, pero al poco tiempo, la rechaza cuando conoce a Olga, una muchacha voluble cuya fortuna lo deslumbra, lo que lo lleva a avergonzarse de su familia y a mentir sobre su origen, llegando al extremo de negar a su madre. Olga comienza a dudar de las mentiras de Patricio, por lo que lo espía y descubre que vive muy modestamente. Expuesto, él le miente de nuevo diciéndole que Refugio fue su nana, y como padece una enfermedad mental, tiene que cuidarla. Ella lo admira por caritativo. Luego, Edmundo comienza a cortejar a Lucero, lastimando sin querer a Ignacio, quien la amaba en secreto; y Refugio trata en vano de hacer que Patricio entienda que con Olga nunca será feliz.
Olga pide a su padre, el jurista Rómulo Ancira, emplear a Patricio en su bufete jurídico. Como el padre está harto de los caprichos de la hija, accede y pronto anuncia su compromiso matrimonial. A raíz de su boda, Patricio se distancia totalmente de su madre y sus hermanos. Cuando Refugio intenta acercarse a Olga para recuperar el cariño de su hijo, sólo recibe humillaciones. Esto le gana pleitos con Edmundo e Ignacio. Luego, Patricio se entera que su padre no es el mismo que el de los otros, acusa a su madre de infiel y le exige no volver a acercársele.
En consecuencia, Refugio cae en una depresión severa que la lleva a perder su empleo y agrava su pérdida de la vista. Ni Edmundo ni Ignacio parecen ser capaces de consolarla, pero se proponen sacarla adelante, el primero, buscando dinero fácil con un negocio ilegal, y el segundo, endeudándose. Edmundo no tarda en caer en la cárcel y la situación se agrava cuando Ignacio acude a Patricio para pedirle defenderlo ante la Ley y éste se niega.
La vida matrimonial de Patricio y Olga es un desastre, y ella llega a celar tanto a Patricio que, por intentar chantajearlo, se suicida, con lo que el mundo de lujo y comodidad de Patricio se desmorona.
Cuando el hombre que arruinó la vida de Refugio y sus hijos vuelve a cruzarse en sus vidas por casualidad, Patricio se entera de la verdad de su origen y de los esfuerzos de su madre a pesar de las adversidades. El dolor de sus propios fracasos, ha vencido la arrogancia de Patricio, quien ruega a Refugio perdonarlo y accede a defender a su hermano, tras de lo cual se recupera la armonía familiar.