En lo más profundo de las tierras salvajes de Alaska vive una familia que hace años decidió alejarse de la civilización y apostar por la vida salvaje, echando raíces en el Valle del río Cobre, una de las zonas más aisladas del extremo noroeste de Estados Unidos. De este modo, Billy, Ami y sus siete hijos, cinco chicos y dos chicas, pasan de seis a nueve meses del año sin ver a nadie, sólo concentrados en sobrevivir en este entorno hostil, con lluvias torrenciales, temperaturas que alcanzan los 60 grados bajo cero y una hambrienta vecindad liderada por gigantescos osos. Sin embargo, esta familia, que ha desarrollado su propio dialecto y ha renunciado a la intimidad en una cabaña diáfana, se muestra convencida de que está viviendo de la mejor manera posible, aunque sus modos se parezcan más a los de una manada de lobos que a los de cualquier otra familia estadounidense.