Director de cine y guionista español nacido en Madrid. Hijo del también director José Buchs, comenzó a trabajar de asistente de dirección junto a su padre al final de la década de los años cuarenta, debutando en 1963 con el largometraje, Piedra de toque. Hasta su temprana muerte realizó un total de doce películas, destacando entre todas ellas, El salario del crimen (1964), con Arturo Fernández y Françoise Brion, Encrucijada para una monja (1967), con Rosanna Schiaffino, Las trompetas del apocalipsis (1969) y Alta tensión (1972), con Gabriele Ferzetti y Marisa Mell.