Gene Eliza Tierney (Brooklyn, Nueva York, 19 de noviembre de 1920 – Houston, Texas, 6 de noviembre de 1991) fue una actriz de cine y teatro estadounidense, famosa por su belleza. Según el productor Darryl F. Zanuck, sería «incuestionablemente la mujer más bella de la historia del cine». Fue nominada al Óscar por su papel en la película Que el cielo la juzgue (1945).
Nació en el barrio neoyorkino de Brooklyn. Su padre era Howard Sherwood Tierney, un próspero empresario de seguros y su madre Belle Lavina Taylor que era profesora de educación física. Tuvo una infancia feliz y acomodada, estudiando en colegios de prestigio de Estados Unidos y dos años en Suiza. Volvió en 1938 y en 1939 comenzó a actuar en teatro, impulsada por su padre.
Su bellísimo rostro cautivó a John F. Kennedy, aunque fue el famoso diseñador de Hollywood Oleg Cassini quien la llevó al altar cuando tenía veinte años. Tuvieron dos hijas: Daría, la mayor, sufría un retraso mental y era sordomuda y ciega, producto de la rubeola; al parecer, Gene contrajo esa enfermedad cuando, estando embarazada, firmó un autógrafo a una admiradora, despidiéndola con un par de besos en la mejilla. La discapacidad de la niña fue un duro golpe para ella, y posteriormente le ocasionó trastornos psíquicos. La menor, Cristina, nació fuerte y sana. Oleg y Gene se divorciaron en 1952.
Contrajo después matrimonio con un magnate del petróleo, W. Howard Lee, quien la dejaría viuda en 1981. W. Howard Lee, había estado casado con la actriz Hedy Lamarr, desde 1953 hasta 1960.
Con una sólida educación, tras viajar y estudiar por Europa, regresa a Estados Unidos decidida a ser actriz. En 1939 comienza a trabajar en Broadway. El magnate Howard Hughes trata de seducirla sin conseguirlo.
Tras varios éxitos en obras teatrales, es contratada por la Twentieth Century Fox. Desde su primera película tiene roles de protagonista. Debuta con La venganza de Frank James, de Fritz Lang, donde comparte cartel con Henry Fonda. Al año siguiente comparte cartel con Paul Muni, en El Renegado, de Irving Pichel. Desde ese momento va a intervenir en películas importantes como La ruta del tabaco, de John Ford o El embrujo de Shangai, de Josef von Sternberg.
Destacan sus interpretaciones junto a las grandes estrellas masculinas de la Fox de aquella época. Con Tyrone Power trabajaría en El hijo de la furia, de John Cromwell, El filo de la navaja, de Edmund Goulding, así como Ese impulso maravilloso, de Robert B. Sinclair. Con Dana Andrews, intervendría en Laura, de Otto Preminger, la película que más fama le otorgó, y por la que se la recuerda; ambos compartirían protagonismo en Al borde del peligro, de nuevo en un film de Otto Preminger, y en el Telón de acero, de William A. Wellman.
Los años cuarenta fueron muy fructíferos para ella, pues trabajó en clásicos como la comedia El Diablo dijo no de Ernst Lubitsch, en esta ocasión donde compartía cartel con Don Ameche, el melodrama Que el cielo la juzgue, de John M. Stahl donde componía uno de sus pocos papeles de malvada, en este caso atormentando a su marido, interpretado por Cornell Wilde; Tierney era a su vez atormentada por su malvado marido, interpretado por Vincent Price, en El Castillo de Dragonwyck, de Joseph Leo Mankiewicz. Repetiría con este director en el El fantasma y la señora Muir, donde el fantasma era genialmente interpretado por Rex Harrison.