Ni un alma está a salvo.
El detective John Hobbes está convencido de que tras la ejecución del asesino en serie Edgar Reese se han acabado los problemas. Pero cuando la gente que conoce comienza a cantar la misma canción que Reese cantó durante su ejecución, Hobbes se da cuenta que quizá tras los crímenes se encuentre el ángel caído Azazel, que fue condenado a vagar informe por la Tierra y toma los cuerpos de otras personas.