La pasión nunca muere.
Desde el momento en que Matthew ve a Lisa por primera vez, se convierte en su obsesión. Ella pasa delante del escaparate de la tienda en la que él trabaja en el barrio de Wicker Park de Chicago, y queda prendado; le sigue, se conocen, y en seguida se enamoran. Todo en su relación parece perfecto hasta que un día ella desaparece sin dejar rastro.