No rendirse nunca
Desde pequeña, Michelle Payne tiene un sueño casi imposible: ganar la copa de Melbourne, la carrera de hípica de dos millas más dura de todas. Criada entre sus diez hermanos por su padre, abandona a los quince años el instituto para dedicarse a la hípica a tiempo completo con su sueño como único objetivo. A pesar de tardar en conseguir la técnica, Michelle consigue convertirse en una auténtica jinete, pero una tragedia familiar y una fatal caída con su caballo hacen que toda esperanza se termine. Con el apoyo de su padre y su hermano Steve, decide volver a intentarlo, aún teniendo en contra a sus médicos y el resto de sus hermanos