Cuando se cruza el límite, no hay vuelta atrás.
Martina y Manuel cruzan la frontera desde Bolivia como “mulas”. En un hotel, él muere con las cápsulas de cocaína adentro. Ella debe hacer la entrega de todo en otra ciudad. No tiene salida, la presión de los traficantes acorrala a Martina. Sólo hay una persona a la que recurrir, su padre, Javier que nunca la reconoció. Una relación que nunca existió y un afecto nunca desarrollado intentan encontrar un lugar en medio de la sordidez. Esta puede ser la única y última oportunidad.