Nada se detiene.
Jack es un niño que vive con sus hermanos y sus padres en la Norteamérica de los años cincuenta. Mientras que su madre encarna el amor y la ternura en el seno familiar, su padre representa la severidad, pues se cree obligado a enseñarle a enfrentarse a un mundo hostil. Así, este viaje que comienza con la pérdida de la inocencia llegará hasta nuestros días, con Jack ya adulto recordando ciertos momentos trascendentes de su infancia, y la influencia de éstos en lo que él es ahora, y en lo que representa en su vida espiritual el recuerdo de su familia.