Por fin, la primera película de desastres donde todos mueren (riendo).
El primer autobús nuclear; una monstruosidad de 75 toneladas con 32 ruedas enormes, realiza su viaje inaugural desde Nueva York hasta Denver. Al mando del autobús más grande del mundo está, por supuesto el conductor más grande del mundo. Su co-piloto es propenso a tener desmayos repentinos y tiene especial predilección por conducir cerca del borde del camino. Además, un par de malhechores pretenden destruir el autobús.