1964. Cuando Estados Unidos estaba en guerra consigo mismo.
En 1964, en un pueblo sureño, donde el racismo está profundamente arraigado y el Ku Klux Klan sigue celebrando sus ritos y reuniones, tres activistas defensores de los derechos humanos desaparecen sin dejar rastro. Dos agentes del FBI, de caracteres muy diferentes, se harán cargo de la investigación. Allí chocarán con un comisario racista.