Raymond Depardon filma el itinerario sumarial de varias personas arrestadas en flagrante delito, desde su llegada a la oficina de la Jefatura de policía, hasta la entrevista con el sustituto del procurador, o el abogado de oficio. Ante la cámara, en una serie de secuencias que muestran un enfrentamiento cara a cara, se desvelan unas situaciones que en general se mantienen a puertas cerradas: las personas que cometen delitos menores. Tras la entrevista, la persona citada ante la justicia será liberada con una convocatoria para una audiencia posterior, o deberá someterse a un procedimiento de comparecencia inmediata.