Alle wussten es. Die Meisten schauten weg.
Max es huérfano y desde el hogar donde se encuentra lo envían a la finca de los Bösiger. Sus padres sustitutos lo utilizan como mano de obra barata en la granja; mientras que Jakob, el hijo del matrimonio, no pierde cada oportunidad para humillarlo. Tocar el acordeón es la única cosa que es enteramente suya y su amistad con Berteli, a la que también han llevado a trabajar con los Bösiger, es lo único que preserva su voluntad de sobrevivir. Juntos sueñan huir del maltrato y trasladarse a Argentina: un mundo de fantasía, donde supuestamente todo está hecho de plata. (FILMAFFINITY)