Lo que tenemos aquí es falta de comunicación.
El impulsivo Luke Jackson ha sido condenado a dos años de trabajos forzados. Su delito fue romper en plena borrachera un poste de aparcamiento. La vida en el penal es durísima: tiene que convivir con presos condenados por delitos muy graves y, además, la violencia tanto de los presos como de los carceleros se ha convertido en un hábito imposible de erradicar. Luke, es un veterano de guerra que no está dispuesto a ceder, pero tendrá que pagar un alto precio por seguir siendo quien es.