Más mortal que Drácula.
Un príncipe africano acude a Transilvania para pedir al conde Drácula que le ayude a combatir el tráfico de esclavos. Como es natural, el aristócrata se burla sarcásticamente y como castigo a su osadía lo vampiriza. En la época actual, dos propietarios de un negocio de decoración deciden trasladar a su negocio en Los Ángeles los muebles y objetos del castillo. Como es fácil suponer, entre los efectos que viajan al Nuevo Mundo está el ataúd de Blacula. Nuestro vampiro de color empezará por vampirizar a sus «compradores» para seguir con una serie de asesinatos, eliminando a todo aquél que descubre su condición de no-muerto.