La comedia que se burla de los documentales culinarios y de la obsesión argentina por la carne
Cuando en la vitriólica El ciudadano ilustre nos demostraban que las idílicas villas rurales tradicionales de la Argentina más arquetípica y folclórica no tenían nada que envidiar a los pantanos de Deliverance o La presa (la de Walter Hill, no hacía falta la puntualización), ya nos estaban avanzando en la implacable y puñetera lógica de este ¿documental? Titulado Todo sobre el asado. Aderezado con básicamente bilis concentrada, el recorrido que la dupla de directores/guionistas hace por ese ítem intocable de la cultura argentina, amén de demoledor y tremendamente divertido (a veces funciona como una invitación, muy borde, a que Steve Coogan y su amiguete de turísticos menús de degustación cabrones se den un trip por la patria de Diego Armando Maradona), es una especie de puntilla cinéfila a esos otros acervos nacionales que se defienden con ese orgullo cenutrio pero en el fondo orgullo.