Alfie Atkins, un chiquillo de 7 abriles de vida, sueña con poseer un perro. Un terrier juguetón, igual que un antiguo mago. Y al igual que la hechicería sólo depende de la mente, Alfie está convencido de que puede usarla para cumplir su sueño. Sin incautación, no es tan acomodaticio como él piensa. Incluso si al final su sueño se hace efectividad, sucede de la guisa más inesperada.