Andri y sus compañeros deben trabajar rápido al no poder llegar apoyo de Reikiavik por la tormenta. Con el sospechoso liatuano en prisión a la espera de ser interrogado y el torso congelado esperando el resultado del forense, Andri está desesperado por que la investigación avance. El alcalde insiste a los lugareños en que vendan sus tierras para el proyecto de inversión en el puerto.