Una periodista, autora de una columna feminista en una revista, está de visita en la clínica. No se trata de una visita social ya que Jenny (Alice Frank) quiere que Dana le pire el pie ya que cree tener un pie de atleta aunque al verlo la doctora se da cuenta rápidamente de que se trata de un acceso al parecer causado por inyectarse drogas. Jenny le confiesa finalmente que no es capaz de dejar las drogas y que por eso está allí. Ya había intentado antes dejar las drogas pero no acudir al entierro de su madre por estar colocada ha sido la gota que ha colmado el vaso y que le ha llevado hasta la consulta de Dana pidiendo ayuda.
Lu atiende a un hombre de 36 años, a su mujer Sammy (Eddie Kehler) de 31 y su pequeña hija Emilia de 17 meses, heridos en el incendio de su edificio. Toda la familia es sorda por lo que han de usar una persona que conozca el lenguaje de signos para poder traducir lo que dicen. Toda la familia se recuperará satisfactoriamente pero viendo los peligros que les acechan Lu les habla de unos nuevos implantes mucho mejores que unos audífonos que les permitirían “oír” aunque ellos rechazan la idea porque no pueden permitirse su coste. Por eso Lu piensa en crear un programa piloto en la clínica que financie los implantes de la familia y que permita a esos padres oír la risa de su hija.
Peter y Lana han ganado un premio a la lotería, pero como eran los números de Lana él no quiere que ella comparta el premio con él.