La pandilla va a acampar y, cuando se disponen a cenar, escuchan los aullidos de un lobo que rastrean a un antiguo cementerio y la tumba abierta de Silas Long, que era sospechoso de ser un hombre lobo. Ellos siguen sus huellas a un viejo molino abandonado donde, luego de ser repetidamente perseguidos por el hombre lobo resucitado, se topan con pacas de lana y barriles vacíos, que aparecen a través del río cercano.