El inspector Jouin se enamoró de Jeanne Chauvin, una joven abogada de carácter bien templado, que no puede ejercer sino que actúa como asistente del maestro Weidmann en el barrio judío. Decide ayudarle en el caso Berger. Por su parte, Meg recibe en su casa a la señora Lépine, la esposa del prefecto, cuya inclinación por los paraísos artificiales no ha escapado al comisario Puybaraud.