Después de muchos años de ausencia, Annabelle regresa a Albi, donde creció, con su hija Pauline, de 10 años. Apenas ascendida a comisaria, es la primera mujer negra que asume la dirección de la comisaría, para disgusto de Marc, convencido de que el puesto le correspondía. El asesinato de un viejo agricultor, seguido pronto por el de una trabajadora social, le llevará a una investigación que le hará descubrir sus orígenes.