Se descubre una escena macabra delante de la iglesia de un pequeño pueblo. El cuerpo del sacerdote es encontrado desnudo, crucificado en una cruz invertida. Pierre Niemans y Camille Delaunay investigan este asesinato, cuya puesta en escena recuerda la muerte de un mártir del siglo III. Por otra parte, las reliquias del santo desaparecieron de la parroquia del municipio vecino. En plena investigación, Camille descubre una palabra del asesino en su chaqueta: «La primera letra del nombre del Padre ha sido pronunciada.» Entonces se produce un segundo crimen; otras reliquias son robadas de nuevo.