Los nuevos vecinos de Doug y Carrie parece que son perfectos, pero tienen una sola pega -un molesto perro "nocturno" llamado Stanley-. Doug que entiende que el perro necesita su atención, comienza a sacarlo a pasear en secreto por las noches. Carrie se enfada con Doug por ser demasiado débil ante los vecinos, pero al final terminan quedandose con el perro.