Inuyasha está a punto de ser derrotado por Koga, cuando Kagura, el espíritu de los vientos, hace su aparición y derrota a Koga con facilidad. Inuyasha no puede utilizar el Kaze no Kizu contra Kagura, quien es capaz de controlar el viento, hasta que Aome purifica el aire con sus flechas. Cuando Kagura es derrotada y escapa, Inuyasha reconoce en su espalda una cicatriz con forma de araña que le resulta familiar.