Después de una batalla contra su hermano, Sango se ve obligada a robarle la Tessaiga a Inuyasha, para salvar la vida de su hermano, y entregársela a Naraku. Sango se ve arrepentida de sus actos y, en el castillo de Naraku, luchan contra él. Kohaku recupera momentáneamente su memoria pero la pierde al ver que Aome lanza una flecha a Naraku, pero no una flecha cualquiera, sino que una con poder espiritual; como las que lanzaba Kikyo.