Las buenas acciones de Hércules le llevaron a juicio cuando Kazankis, un imitador de Hércules, fue asesinado. Acusado de homicidio involuntario, sedición y socavar la autoridad de los dioses, Hércules se declaró inocente de todos los cargos. Pero Spencius, el fiscal del gobierno, mostró cómo los actos de heroísmo de Hércules provocaron que Kazankis y otros emularan sus acciones, poniéndose a sí mismos y a sus familias en peligro. Aunque Hércules empezó a dudar de sí mismo, dijo al tribunal que la sociedad necesita héroes que no teman arriesgar su vida por los demás. Finalmente, el caso fue sobreseído y Hércules quedó en libertad.