Huyendo de los soldados de Ares, Némesis irrumpió en el campamento de Hércules y lo proclamó padre de su hijo de seis meses, Evandro. Después se escabulló, dejando a Hércules y a Iolaus con el niño, que pronto demostró tener poderes divinos. Cuando volvieron a encontrarla, Némesis les reveló que el niño era hijo de Ares. La diosa Discordia, consumida por los celos, intentó huir con el bebé, pero Evandro la despachó por encima del muro de una torre. El poderoso infante volvió a los brazos de su madre y, tras una feroz batalla con Hércules, Ares desistió en su lucha por el bebé.