Con la ayuda de Autólico, el rey de los ladrones, Hércules partió en busca de Lianna, que había sido secuestrada por el gigante Tifón y llevada a un castillo en las nubes. Trepando por un enorme tallo de judías, los dos hombres encontraron a Lianna en el castillo de Tifón, cuidando de tres huevos de oro que pertenecían a las Arpías. Capturado por el gigante, Autólicus instruyó a Tifón en los caminos del romance. Cuando los huevos eclosionaron inesperadamente, Hércules los salvó de una hambrienta anguila-serpiente. Él y Autólicus partieron sin Lianna, que decidió que su hogar estaba en las nubes con Tifón y las Arpías.