Frankie y Trudy hacen fracasar el asalto a una familia adinerada en su propia casa, y el propietario las contrata para encontrar a los presuntos culpables: los comunistas que trabajan en su fábrica. Trudy se infiltra en la planta, pero Frankie casi muere en una explosión a las puertas de esta, lo que revela que alguien sabe que están cerca de resolver el caso. Mientras crece la desconfianza del dueño de la fábrica hacia sus empleados, Frankie y la policía de la moral Mary Shaw siguen otra pista: la herradura de un caballo que podría ser la clave de todo el caso. ¿Son los bolcheviques realmente los culpables? ¿O alguien los está utilizando como chivos expiatorios para tapar un secreto mucho más oscuro?