Comienza la batalla entre Uighur y Kenshirō, y Ken se defendía bien pero Uighur ordenó que los presos de la jaula cinco se han sometidos a un juego. Si Uighur ganaba el combate los presos serían decapitados. Entoces, Uighur logra retener a Ken con sus látigos y aprobechó que no se podía mover para propinarle un Moko Hakyoku Do cargando violentamente contra Kenshirō hasta salir disparado y quedar inconsciente. Desde otro lugar, Lynne, mientras regaba las flores que plantó, siente un dolor en el pecho como si presintiera que Kenshirō no se encuentra bien. Ya en el momento en que Uighur ordena la ejecución de los presos, Kenshirō se despertó mientras pensaba en Lynne y salvó a tiempo a los inocentes antes de que cayese la guillotina. Uighur, ataca con la misma técnica a su oponente pero este atraviesa su coraza muscular con un Hokuto Koretsu. Pero Uighur todavía no ha dicho su última palabra y de su casco salen unos pinchos y se avalanza contra Ken, éste esquiva el ataque y le propina un buen par de puñetazos que le envían a la fosa que Uighur cavó para Ken pero que irónicamente es él quien acaba dentro y explota. Kenshirō había vencido a Uighur destruyendo así la leyenda de Cassandra y resplandeciendo el sol. A gritos de héroe de los inocentes y soldados, como Raiga y Houga, Kenshirō sigue su camino en busca de su hermano Toki y de Ken'Oh. Tras el triunfo de Kenshirō, el dolor que sentía Lynne desapareció.