Una madre soltera recluta al equipo para investigar las formas potencialmente demoníacas en que una aplicación social viral está aterrorizando a su familia, y las chicas Bouchard deciden eliminar un problema irritante.
Shining Vale… un título que, evidentemente, homenajea a El Resplandor, y que reúne los ingredientes que hicieron de la obra de Kubrick una película de terror de culto, pero con un toque... distinto. La familia Phelps se muda a Shining Vale, a una casa de aspecto escalofriante que lleva dos años vacía. Y todos los vecinos parecen saber por qué, pero se lo ocultan a los recién llegados. Hasta que Patricia (Courtney Cox), la madre de la familia, se da cuenta de que hay algo extraño en la casa y se convence de que está encantada. Pero, para ella, ni tan mal, ya que la presencia fantasmagórica la ayuda a superar su bloqueo del escritor...
Pat no da abasto con su familia: su hija, que está en la edad del pavo, se deja convencer por su crush para apuntarse al club católico del colegio, a su hijo menor le cuesta a hacer amigos y aún no ha perdonado a su marido por serle infiel (de ahí la mudanza). A esta situación se le suma una situación profesional peliaguda, ya que la protagonista, autora de éxito de novelas eróticas hasta el momento, ha perdido completamente la inspiración.
Esta comedia de terror es una cocreación de Sharon Horgan (Divorce) y Jeff Astrof (guionista de Friends, creador de Angie Tribeca), una inteligente mezcla de humor británico y de sitcom estadounidense. El tono de Shining Vale es absurdo a la par que realista. ¿Qué le sucede a Patricia? ¿Se está imaginando lo que ve o está poseída de verdad? Una serie que baila sobre la fina línea entre lo real y lo sobrenatural, y que en muchos aspectos recuerda a Evil.