Un famoso psiquiatra utiliza una cita con su médico como coartada, mientras que llama a su casa, donde yace el amante muerto de su esposa. La llamada sirve como el primer paso en un reflejo condicionado en los perros del psiquiatra. La otra parte es la palabra Rosebud cuando es pronunciada por la víctima. Cuando Colombo llega a la escena, el psiquiatra es muy comprensivo cuando la policía le dice que puede que tengan que matar a sus perros. Pero Colombo advierte lo amigable que son los perros, y además está el teléfono que cuelga del gancho.