Cuando un brujo planea matar a las embrujadas, recibe una visita de Tempus, un demonio que retrocederá tiempo hasta el warlock tenga éxito en matar a todas las hermanas. Al retroceder el tiempo después del primer esfuerzo fallado, Tempus informa al warlock que sólo él recordará los eventos anteriores. Debido al regreso interminable del tiempo, Phoebe tiene fuertes dejà vu. Phoebe ve la muerte de Andy a causa del warlock.
Embrujadas fue, para una gran generación de seriéfilos, la primera serie a la que se engancharon. Y, tanto si te sigue encantando, como si ahora te parece más bien cutrecilla, no se puede negar que la familia Halliwell se ganó a pulso el título de serie de culto tras ocho temporadas, convirtiéndose en una de esas series que muchos seguíamos religiosamente cada fin de semana. Por eso, cuando la CW anunció en 2018 que iba a sacar un reboot de este clásico indiscutible, la reacción inicial de los fans de la serie original fue el escepticismo. No obstante, el resultado sorprendió a muchos para bien y, ahora, las tres primeras temporadas del reboot de Embrujadas están disponibles en HBO Max.
La serie ya no se ambienta en San Francisco, sino en una ciudad ficticia llamada Hilltowne, en Michigan. La casa de las Vera es diferente a la de las Halliwell, aunque tienen un aspecto similar, como si la experiencia brujil estuviese firmemente arraigada entre esas paredes. La serie empieza con el renacimiento del poder de tres: una joven se presenta en casa de las hermanas Vera afirmando que es su hermanastra. Por supuesto, las tres hermanas tienen personalidades opuestas, pero se complementan, y como en cualquier familia, discuten, pero permanecen unidas cuando es necesario.
Aunque Constance M. Burge, la guionista de la serie original, está estrechamente vinculada con este proyecto, las showrunners son Jessica O'Toole, Amy Rardin y Jennie Snyder Urman, tres mujeres que han trabajado en Jane The Virgin. Esta renovación del equipo ha dado pie a algunos cambios (para bien): así, Embrujadas 2.0 es una serie acorde a sus tiempos, reivindicando la figura de la bruja y adaptándolo a la actualidad, a la vez que integra una perspectiva feminista. A esto, se le añade que las protagonistas son tres mujeres racializadas que, aparte de hacer magia, debaten sobre cuestiones sociales relevantes. Aun así, algo no ha cambiado: siguen siendo tres mujeres decididas a tomar las riendas de su destino.