Alertada por un cuervo misterioso, Marleau desembarca en una pequeña ciudad: un muerto ha desaparecido de las funerarias encargadas de su embalsamamiento. ¡Sin cuerpo, sin pruebas, sin pruebas, sin crimen! Pero se necesita un poco más para desalentar a la capitán Marleau, que huele el cucharón en el funerario y embalsamador, adorable padre de familia, y encantador de servicio de algunas viudas bastante felices. No serán sus difuntos maridos quienes los contradigan, desapareciendo uno tras otro...